El arte es raíz fundamental de la cultura de la humanidad. Evoluciona con ella como una necesidad de documentar, de expresar y de simbolizarla. Hoy en día, el oficio toma estatuto de “forma de vida”, una forma de ser que compone las identidades colectivas. Actualmente el arte es cultura en si mismo, que funda relaciones en función de transgresión o transformación de las sociedades en cada uno de sus tiempos. Pero en tan amplio espectro que ocupa, se suelen tornan confusos sus principios para valorar ¿Qué es arte?, y ¿Qué aporta a la sociedad este arte? ¿Cuál es o fue su finalidad? Preguntas esenciales para resguardar así su valor como acto generador creativo de conciencia ante las relaciones humanas y su representación de los rasgos peculiares de su contemporaneidad ante el malestar de cada cultura.
Motor de Transformación
Estamos en constante movimiento, como cualquier masa sobre la tierra. El mismo movimiento genera un desgaste ineludible y consigo una transformación inevitable del que se sirve del arte para existir.
El arte como la filosofía pretende analizar y reflexionar sobre los mayores conflictos del ser humano y las relaciones con los otros, encontrando respuestas subjetivas a dichos conflictos y produciendo un sentimiento de realización en el individuo al cosificar una pieza que resulta útil para ayudar al otro a encontrar estas respuestas y valorarlas más allá de lo aparente y lo estético.
Monica Unterberger dice “el arte es síntoma de la civilización”. Y como hemos hablado en anteriores artículos, para hacer arte, la obra debe tener primero una duda, un síntoma a que responder desde la subjetivación de los rasgos particulares o sobre la civilización, dando origen a una intención, que generé y/o aporte más allá de lo estético y la belleza: una emoción esclarecedora, un sentimiento sincero, un contenido que eleve la conciencia de quien experimenta la pieza, el arte debe lograr componer ese punto de conexión entre lo particular del autor y la experiencia del otro ante la pieza quien crea a su vez las identificaciones que conectan con la metafísica y lo más humano del ser.
El buen arte nace del proceso de autodescubrirnos constantemente, de trabajar en nosotros mismos, de tomar conciencia sensorial del mundo que nos rodea, sin darlo nunca darlo por hecho, influencia lo sensorial y se convierte en lenguaje propio. El encuentro con la inspiración solo se puede dar cuando trabajamos en ello, una famosa frase de Pablo Piccaso que me encanta, dice: "La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando." Tenemos que estar en constante movimiento, el agua que no se mueve, se estanca y se pudre.
Una problemática importante que enfrenta el arte en las últimas décadas, es que tiene más significación que existencia. Es necesario decir menos y demostrar más, cada vez encontramos más un exceso de palabras y menor contenido. En discursos de Alberto Garcia-Alix “Hay mas de lo que quiere decir, que lo que se dice realmente, que el contenido mismo”. Justificar al sentimiento o la imaginación con razonamiento solo suele causar y en consecuencia: una pérdida de valor esencial, de claridad. Si bien necesitamos un contenido, este debe darse tácitamente por la experiencia y la significación que se construye a partir de ella y no por la teorización del autor propiamente. El arte debe llegar, sin tener que explicarse.
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Copyright © Corina López De Sousa, 2018